¿Quién puede leer el Tarot?

Todo exige un ejercicio gradual hasta llegar al dominio pleno de un arte, una técnica, un oficio o una artesanía. Si las profesiones en general se concretasen de la noche a la mañana, el individuo no sería un especialista sino un pobre improvisado.

La cartomancia en general impone también un género especialísimo de iniciación. Si nos hallamos ante alguien incapaz de concentrar su pensamiento, renuente ante la perspectiva de un esfuerzo constante, carente de facultad memorizadora, es casi seguro que no nos equivocaríamos al afirmar que será muy mal cartómago.

La concentración mental es la base imprescindible en todas las disciplinas relacionadas con el esoterismo. También es condición sine qua non estar dotado de buena memoria, pues cada carta tiene un significado exacto. Su memorización es imprescindible y su interrelación no sólo deberá lograrse por inferencia sino también por analogía, lógica y deducción.

A esto debemos añadir la intuición como factor esencial, ya que esta facultad es la que salva múltiples dificultades y ayuda a responder con precisión en los casos más desconcertantes. Pero !recuerde! intuición no es fantasía. Torpe papel representaría quien, porque le falla la memoria o no puede concentrarse debidamente, fuera capaz solamente de dar respuestas banales o fantasiosas a un consultante preocupado por problemas materiales o espirituales.

No olvide que su concentración permitirá que se pongan en juego una serie de recursos naturales hasta ahora insospechados. Si sabe graduar su concentración, los resultados obtenidos serán maravillosos.

El cartómago será en todo momento discreto. Sus palabras deberán ser más bien estimulantes que deprimentes. En muchos casos, la carta o las cartas indicarán pormenores nefastos o, si se prefiere, negativos. No es preciso, en ningún instante, «cargar las tintas» sobre perspectivas ominosas. En tal caso nos limitaremos a ofrecer al consultante un conjunto de decisiones o actitudes para que se oriente y eluda o disminuya los malos efectos que pesan o pesarán sobre él en un determinado tiempo de su existencia.

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